jueves, 28 de febrero de 2013

Opinión sobre la renuncia de Benedicto XVI.



Los grandes escándalos de los últimos años (Vatileaks, denuncias de Sacerdotes pederastas y otras razones internas) son el motivo principal para que se haya ejercido una fuerte presión por parte de un grupo de poder muy importante de la Iglesia sobre su Santidad el Santo Padre, con el objetivo de que éste (Joseph Ratzinger) renuncie a su cargo (de otra forma, y a mi juicio, podría haber corrido peligro su vida); y así permitir que esos grupos poderosos se hagan cargo de la Santa Sede a través de una figura con mucho mayor poder y múltiple apoyo (que bien podría ser Ángelo Scola - arzobispo de Milán) para aplicar mano más dura en la Iglesia toda, y principalmente en la Curia Romana.

Saliendo de este tema terrenal, le cuesta a uno comprender como siendo el Papa el Vicario de Dios en la Tierra, no pudo ser llevado en las manos de Dios, para que no le sucedieran tamañas catástrofes como, por ejemplo, la de tener a su lado un mayordomo infiel que lo "pasó por arriba" (vulgarmente hablando) al hacer copia de miles de documentos secretos del Santo padre y de la propia Iglesia y difundirlos por ahí para escarnio de Ratzinger y quienes lo secundaban en su importantísima labor. Realmente los Cardenales y otras figuras salientes del más alto gobierno del "Señor", en este mundo, pareciera que ocuparan su mente en temas relativos al poder, a lo que hay que hacer o no para mejorar la Iglesia, y otras cosas que seguramente no conozcamos pero que son para ellos de suma importancia (de acuerdo a sus criterios); y no reflexionan sobre estas cosas espirituales que salen a la vista y tiran por tierra la fe de muchos seguidores cuando observan atónitos que el Papa claudica, que lo comprometen fácilmente, y que prácticamente no tiene fuerzas para seguir porque Dios, aparentemente, no lo quiere proteger con su manto divino.
Es verdaderamente raro, no es cierto?


Jorge Horacio Richino.

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