Me voy a referir a la zona aproximadamente cercana en 10 cuadras (a la redonda) sobre la entonces estación del viejo Ferrocarril Oeste.
La estación estaba delimitada en sus extremos por la calle Chivilcoy y por el otro extremo por la calle Joaquín V. González.
A mitad del andén (aproximadamente) de la estación cruza la calle Bahía Blanca, donde había y aún existe, un tunel subterraneo para el cruce de peatones Las calles que delimitan la estación por sus laterales son: Al sur "Yerbal" y del lado norte "Venancio Flores".
A solamente una cuadra de Yerbal y corriendo de manera paralela se halla la importante Avenida Rivadavia (La llamada -en algún momento- la más larga del mundo; calificativo que hoy está en discusión por algunos entendidos).
Rivadavia lleva el nombre en honor al primer Presidente de la República Argentina.
Por esa zona cercana a la estación Floresta, puedo rememorar algunos de los comercios, establecimientos y lugares especiales a destacar, que se encontraban allí. Empezando por la Avenida Segurola cuya continuación luego de cruzar la Avenida citada, tomaba el nombre de Mariano Acosta y recuerdo en ese lugar, una vieja "Gomería" (justo en la esquina), enfrente -en diagonal- y haciendo esquina con "Segurola" la famosa confitería "El Aguila" .
En la cuadra de Rivadavia -altura 8300- entre M. Acosta y Candelaria (esta última continuación de Bahía Blanca) recuerdo la antigua Pizzería "Las Violetas" (Imposible dejar de recordar las enormes porciones de pizza "al molde" bien cargadas de mozzarella" que te ofrecían en el mostrador y que las tomabas por su extremo con esos papelitos rectangulares que se colocaban en los vasos - a modo de servilleta - que también servían para que el despachante te hiciera la cuenta con el lápiz que generalmente llevaba enganchado sobre una de sus orejas... esa pizza que se arqueaba desde el borde de tu mano hasta su extremo (producto de su masa esponjosa y su abundante carga de salsa y mozzarella)... esa pìzza que solías acompañar con una naranja "bils" u una "bidú").
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; el local mayorista de cigarrillos de Paradeda Hnos., Una peluquería para caballeros, la Farmacia Ciccarella, El local de venta de ropa de bebes "Casa Juanita", un quiosco de golosinas y cigarrillos, una enorme Ferretería (local de considerable longitud y provisto de la mayor variedad de artículos de dicho rubro),un local de la famosa firma "Coppa & Chego", una Peletería, El Bazar " EL Dominó", etc.
La vereda de enfrente (entre Chivilcoy y Bahía Blanca) contaba con la fábrica de pastas "El Cóndor", un local de venta de telas, un antiguo bar, las entradas de acceso al Mercado Vélez Sarsfield, un local de ropa de caballeros, una sucursal de "La Martona", un local de Richmond (café-té), etc.
Volviendo al tema de "Floresta" no puedo dejar de mencionar en la esquina de Rivadavia y Mariano Acosta (frente a la "Gomería" que antes mencioné), el Salón bailable "Mariano Acosta" (de donde guardo bellos recuerdos).
Los cines más destacados del bario eran entonces: El Gran Rivadavia, El Cine teatro Fénix", El cine Avellaneda, el cine Canadian y algunos pocos más.
Pasando el tunel que cruzaba en forma subterranea las vías del ferrocarril, uno se podía encontar (sobre la derecha) con unos terrenos pertenecientes al ferrocarril, donde usualmente y por la mañana se llenaba de carros (tirados por caballos) de lecheros que iban allí a buscar la leche que llegaba vía ferrocarril y estaba envasada en los famosos tarros para leche -- que los mencionados lecheros traspasaban a sus propios tarros. Así repartían la leche domicilio por domicilio.
. Recordando que hablo de los años 1950/60, si se continuaba por Bahía Blanca (luego de cruzado el tunel), a tres cuadras de allí estaba la Plaza Vélez Sarsfield; frente a ella la Iglesia "Nuestra Señora de La Candelaria"; y en la Avenida Avellaneda, la Comisaría nº 43. Esa plaza en aquella época era el escenario de las fiestras patronales de San Cosme y San Damián (que no se si ahora se realizan), pero si así fuera es seguro que no han de tener el esplendor de aquellos tiempos en que los puestos callejeros de venta de comidas y objetos alusivos a la celebración estaban abarrotados de clientes, en tanto la plaza se vestía de luces y ruidos por la infernal cantidad de fuegos artificiales y bombas de estruendo que se ofrecían para el beneplácito de los concurrentes.
Como ha cambiado todo desde aquellos tiempos? Aunque algunas cosas todavía se mantienen, pero en general la escenografía del lugar y las costumbres eran bastante diferentes.