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Las gentes serviles: Sus cerebros se asimilan al desierto, donde no es probable cultivar forma de pensamiento alguno; sino solamente responder en forma irreflexiva a lo que sus conductores y reglamentos les imponen.
No se permiten utilizar el razonamiento para generar ideas renovadoras y para analizar el resultado de sus actos. Consideran que todo está dicho y el único camino trazado es el de la obediencia a ultranza. Por ello desconocen que -en un terreno de genuino y sano debate - todo es posible, y sin duda mucho mejor para el desarrollo integral de una comunidad.
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Jorge Horacio Richino
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