En la memoria fiel de mis amores
has sido la pasión más desatada;
te llevo siempre viva en mis primores
cual leyenda, en mi vida, destacada.
Por ser tú la princesa de ese libro
que escribimos, y hoy es mi favorito;
y al evocarlo, de placeres vibro
cuando en gratos recuerdos yo palpito.
Cenicienta tiznada de atractivos
me atrapaste en tu manto de ceniza,
te percibo en la tierra de los vivos;
tal vez algo lejana, quizá huidiza.
No te marches doncella de mi noche,
sin tus manos seré triste fantoche.
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Jorge Horacio Richino
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