Me fui a congelar mis días
a la esfera más grandiosa
de este sistema solar,
adonde pude llegar
de manera misteriosa.
Sedna se hallaba tan frío
y tan distante del sol,
que endurecía mi cuerpo
deteniendo mis fluidos
y helándome los sentidos.
Que confinado del mundo
estaba en ese momento,
tanto que por paradoja
me pareció iba a sentir
con mayor exaltación
dolores de lejanía
de aquel recordado amor.
Sin embargo fue lo mismo,
no encontré la diferencia
pese a encontrarme remoto
de aquella persona amada
…de ese ser aún pretendido;
sólo bastaba su ausencia
para estimarme perdido.
Y naufragando en quimeras
igual que los trashumantes,
con el corazón pasmado
y el pensamiento en las nubes,
me dejé llevar por los espacios
pequeños del universo
para poder comprobar
-a pesar de las congojas
y causas de sufrimiento-
que a desiguales distancias
…no se remite el dolor
ni se alivia el sentimiento.
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Autor: Jorge Horacio Richino.
Buenos Aires 19 de febrero de 2008.
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